miércoles, febrero 23, 2022

Enigmas por Marco Martos

 
Enigmas por Marco Martos

Enigmas  por Marco Martos

No es cuando te saludo en la mañana,
ni cuando apareces en mis sueños deslumbrante,
ni tampoco cuando visitamos librerías deleitándonos,
ni cuando estudiamos los principios de la poesía,
es cuando llego a tus enigmas que te amo.
Estoy temblando en los vestíbulos y zaguanes,
y abres la puerta de tu alcoba de rosas y de espinas,
y algo sé de tus misterios, de las razones de tu vida.
Es verdad que aparece el deseo, incógnita isla del paraíso,
pero no es suficiente para mi afán de conocerte,
de beber la ambrosía que desciende de tus ramas,
lo que se esconde en tus arterias, el río rojo de tus días.
Voy por el día y entro en tu noche sigilosa,
descubro que más allá de los límites de tu cuerpo,
guardas para mí , para algún día, el contacto
con lo invisible, lo inaudito que te viene de la Vía Láctea.

 

MARCO MARTOS CARRERA

UN ANCIANO POR KONSTANTINOS KAVAFIS (1863 - 1933)

 

UN ANCIANO POR KONSTANTINOS KAVAFIS (1863 - 1933) Egipto


UN ANCIANO POR KONSTANTINOS KAVAFIS (1863 - 1933) Egipto

En el lado de adentro del bullicioso café
inclinado sobre la mesa, está sentado un anciano:
con un diario delante, sin compañía.

Y en el desmedro de la aciaga vejez
piensa cuán poco gozó los años
en que poseía fuerza, y palabra, y apostura.

Sabe que ha envejecido mucho; lo siente, lo ve.
Y sin embargo el tiempo en que era joven parece
como ayer. Qué breve espacio, qué breve espacio.

Y cavila cómo lo engañó la Prudencia;
y cómo siempre en ella se confió-, ¡qué locura!-
la mentirosa que decía: "Mañana. Tienes mucho tiempo".

Recuerda los ímpetus que contenta; y cuánta
alegría sacrificada. Cada ocasión perdida
se burla ahora de su necia prudencia.

... Mas de tanto pensar y recordar
el anciano se cansó. Y se queda dormido
apoyado en la mesa del café.
 

 

martes, febrero 22, 2022

Octavio Paz, El laberinto de la soledad

 
Octavio Paz

 
Hay un ir y venir de gente que pasa al lado del bulto sin detenerse. El bulto llora. Desde hace siglos que llora y nadie lo oye. Él es el único que oye su llanto. Se ha extraviado en un mundo que es, a un tiempo, familiar, remoto, íntimo e indiferente. No es mundo hostil: es un mundo extraño, aunque familiar y cotidiano, como las guirnaldas de la pared impasible, como las risas del comedor. Instante interminable: oírse llorar enmedio de la sordera universal… No recuerdo más. Sin duda mi madre me calmó: la mujer es la puerta de reconciliación con el mundo. Pero la sensación no se ha borrado ni se borrará. No es una herida, es un hueco. Cuando pienso en mí, lo toco; al palparme, lo palpo. Ajeno siempre y siempre presente, nunca me deja, presencia sin cuerpo, mudo, invisible, perpetuo testigo de mi vida. No me habla pero yo, a veces, oigo lo que su silencio me dice: esa tarde comenzaste a ser tú mismo; al descubrirme, descubriste tu ausencia, tu hueco: te descubriste. Ya lo sabes: eres carencia y búsqueda.“ 

Octavio Paz, El laberinto de la soledad

Octavio Paz

 


domingo, febrero 20, 2022

Cecilia Molina , poeta peruana.

 

Cecilia Molina , poeta peruana.

Más allá
 de la mitad de la Nada
 yo me yergo ante una hoja en blanco
 susurrando palabras. 


Cecilia Molina.

CECILIA MOLINA BORGES, MI GATO

 

CECILIA MOLINA
BORGES, MI GATO

CECILIA MOLINA BORGES, MI GATO

 
¿Dónde está “Borges”, mi gato negro,
estará perdido tras la puerta?
Mis noches se parecen
a los pies helados
jugando con el misterio
de su partida,
mientras él indiferente
se abanica con la sonrisa
de los niños que
a lo lejos juegan.
El misterio de lo prohibido
como guadaña
directo al corazón.
La sombra camina.
 
CECILIA MOLINA POETA PERUANA

 

martes, febrero 15, 2022

Oh Dioses por Marco Martos

 
Oh Dioses por Marco Martos



Oh Dioses por Marco Martos

Para Bruno Rosario Candelier
Oh Dioses del Olimpo, Oh Deidad de los cristianos,
Oh Buda, Oh mares de la infancia, Oh sol querido,
denme soltura en lo que escribo en mi canto afilado,
serenidad en cada verso y a veces algo áspero,
que mis palabras sean claras, que lleguen sobrias
al corazón de hombres y mujeres, que estén
siempre contra las guerras, que prevalezcan
sus afectos por los niños, las plantas y animales.

 

Marco Gerardo Martos Carrera es un escritor, poeta y periodista peruano perteneciente a la Generación del 60​ en la poesía peruana. Wikipedia

Un poema de Leopoldo Chariase

 
Un poema de Leopoldo Chariase

Un poema de Leopoldo Chariase

 
La diligencia en cuyo vuelo loco
El retorno a la noche transcurría
Cazador de fantasmas que hacia el foco
Del huracán el paso dirigía
El laberinto donde erraba triste
En silencio vecino del sollozo
Pasajero que a toda ruina asiste
La posada final y fresco pozo
Del amor que ni se agota ni desiste
La noche hecha de supremo gozo
He de cantar mientras mi voz destrozo

 

lunes, febrero 14, 2022

LA MESA DEL LADO POR KONSTANTINOS KAVAFIS

 

LA MESA DEL LADO POR KONSTANTINOS KAVAFIS

LA MESA DEL LADO POR KONSTANTINOS KAVAFIS

Apenas tendría veintidós años.
Y sin embargo estoy seguro, que, hace casi esos
años, este mismo cuerpo lo gocé.
No es en absoluto una exaltación del erotismo.
Y sólo poco rato antes entré al casino:
no he tenido tiempo para beber mucho.
El mismo cuerpo yo lo gocé.
Y si no recuerdo dónde -un olvido mío no importa.
Ah mira, ahora que se sentó en la mesa del lado,
conozco cada movimiento que hace -y por debajo de la ropa
desnudos los miembros amados vuelvo a ver.
 

 

martes, febrero 08, 2022

“Yo no temo a la muerte...."Jorge Luis Borges

 

Jorge Luis Borges


“Yo no temo a la muerte...."Jorge Luis Borges

 

“Yo no temo a la muerte. No le temo ni me entristece. Cuando estoy triste pienso: cómo puedo estar triste si me espera esa gran aventura que es la muerte. Si tengo suerte, seré aniquilado, borrado totalmente, y si no, si hay otra vida, la aceptaré como he aceptado ésta. Peor que ésta no será. Hasta puede ser mejor. No sabemos nada, pero podemos pensar que hay una aventura más allá de la muerte”.

Jorge Luis Borges

 

jueves, febrero 03, 2022

Carlos López Degregori - Unos guantes de cabritilla(V)

 
Carlos López Degregori - Unos guantes de cabritilla(V)

Carlos López Degregori - Unos guantes de cabritilla(V)
 
Durante años, con una decisión enfermiza,
he contemplado tus autorretratos.
Hay uno frontal de 1500 en el que te muestras como Cristo:
los ojos enigmáticos
y desafiantes
alejan al que osa acercarse,
la mano derecha cierra con energía la pelliza
porque necesita ocultar algo.
La izquierda es una mano ausente
y reposa, si acaso existe,
fuera del cuadro
en el vacío que traza la horizontal.
En el retrato de 1498, el cuerpo radiante
y vestido de blanco
aparece dolorosamente girado sobre sí mismo
y tiene mi contextura:
el personaje oculta sus manos
en unos guantes de cabritilla:
solo yo sé qué hay debajo de ellos.
   

miércoles, febrero 02, 2022

Carlos López Degregori - Unos guantes de cabritilla(IV)

Carlos López Degregori - Unos guantes de cabritilla(IV)
 
Carlos López Degregori - Unos guantes de cabritilla (IV) 
Todos esperamos que algo nos suceda
y a mí
solo me ha ocurrido esta mano.
Cuando comenzaba el siglo XVI,
Manuel I recibió un rinoceronte de la India.
Después de deslumbrar a toda la corte de Lisboa
quiso enviarlo al Papa León X
como una seña de espléndida imposibilidad.
En la travesía a Roma el navío naufragó
y el monstruo que viajaba cruzado de cadenas
pereció ahogado.
En 1515, a partir de la sola descripción de un testigo,
dibujaste a la criatura:
no lo hiciste para fijar una bestia desconocida
sino para reconocerte a ti mismo
como un animal de alivio.
Pintaste lo que nunca habías visto:
reuniste en un punto umbrío
tu ceguera
y la vertiginosa inseguridad de las representaciones:
y lo hiciste con una mano desorbitada,
sin ojos que la guiaran,
neumática y autómata,
extraviada en los dedos vacíos de dios.

 

martes, febrero 01, 2022

Carlos López Degregori - Unos guantes de cabritilla(III)

 
Carlos López Degregori - Unos guantes de cabritilla(III)

Carlos López Degregori - Unos guantes de cabritilla(III)
 
Empecé
o empezó a trabajar con los carbones,
a llenar con una fervorosa caligrafía
el aire y las paredes de mi casa.
No sé de dónde brotaba el impulso que la movía
si de mí
o de un lugar anterior,
ausente
pero de una voluntad incalculable.
Trazaba siempre un animal de vieja piel acorazada,
la carne invadida de bulbos y rugosidades,
un cuerno en la frente para embestir la luz
y muchos cuernos hijos
como espinas atravesadas en el lomo,
los cascos de tres dedos
apenas posados en el suelo
porque cada paso dolía infinitamente,
los ojos densos,
de redonda paciencia
como los tuyos.

 

HOJA DE VIDA POR RICARDO GONZÁLEZ VIGIL

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