CLEOPATRA
por Marco Martos
Cuando César se instaló en el palacio de Alejandría,
Cleopatra llegó envuelta en atado de ropas, por el postigo
del jardín interior, sin que nadie la viera.
Era de una gran belleza y de presencia cautivadora.
Tan afable, que era casi imposible no quedar prendado
de su aparente inocencia. El encanto de su plática,
su generosidad, el esplendor de sus modales,
el placer que producía su voz como de notas musicales,
como de cantar de pájaros, ganaron el consentimiento
y el deseo del aristocrático príncipe de Roma,
tribuno del pueblo, vencedor de tantas batallas,
dueño de la voluntad de propios y adversarios.
Cleopatra era la cultura griega y el oriente reunido
y el placer de la carne y la quimera
en una barca sobre las plácidas aguas del río Nilo
en las noches candentes del estío africano.
La reina quedó fija en la mente de César
como el ideal de la belleza y el sueño del futuro reunidos.
Pero Cayo Julio César volvió a Roma,
donde lo esperaba el poder omnímodo
y los alborotados puñales de sus taimados asesinos.
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De mis manos brotarán
amapolas rojas como la sangre.
Así, quizás mi poesía sea eterna.
MI POESÍA SOY YO
FANNY JEM WONG M
LIMA - PERÚ