Jakob Ludwig Mendelssohn-Bartholdy
gusta del dibujo, de la pintura,
el baile, la natación,
la esgrima, los idiomas,
la música, país que le dio Dios.
Desde el amanecer hasta muy tarde,
en Hamburgo o en Berlín,
trabaja de manera muy normal.
Así lo quieren sus padres,
así las notas suben a los cielos.
Extraña precisión.
Todo consigue pronto.
Tiene diecisiete años.
El Sueño de una noche de verano
lo muestra al mundo como bendición.
En el coto de caza
de Federico El Grande l
levantan los Mendelssohn su mansión.
Cientos de personas se congregan
para escuchar a Félix.
Jamás los éxitos ni las lisonjas
le dieron pedestal.
Cumplía su tarea en el mundo
lo más rápido pues nada podría durar.
Londres —dice su padre— es la Meca,
ahí hay que triunfar.
—Por Júpiter, toco en Londres
mejor que en Berlín. Me aplauden con más cariño
y vuela mejor la imaginación.
En Escocia la gruta de Fingal
le hace admirar la mano de Dios
y escribe de manera muy febril.
En Italia está Berlioz, también Liszt.
Y las bellas mariposas de Italia
que danzan todas las noches para él.
¡Qué bella es Cécile Jeanrenaud!
La hermosa flor anuncia buenos frutos.
Es dulzura, antídoto de la cólera.
Ella relaja al Júpiter tronante.
Paz de los tilos, paz de belladona.
Llegó la enfermedad con dolores
terribles de cabeza.
Toca con maestría no con fuego,
escribe como siempre con amor.
Centenares de personas aguardan
noticias buenas del agonizante.
Una mascarada de carnaval
muestra la vida que sigue su marcha
mientras Félix Mendelssohn
dirige un concierto en el más allá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
De mis manos brotarán
amapolas rojas como la sangre.
Así, quizás mi poesía sea eterna.
MI POESÍA SOY YO
FANNY JEM WONG M
LIMA - PERÚ