Diana Miloslavich, Marco Martos y Saúl Peña
PRESENTACIÓN DEL POEMARIO "EL PIANO NEGRO" DE MARCO MARTOS Por SAÚL PEÑA K.
«Esta presentación la siento como un connubio existencial de
conscientes e inconscientes». Encuentro que El piano negro es un hermoso
recorrido por los caminos del inconsciente. Y para mayor satisfacción
mía, Marco me dedica personalmente esta obra por lo cual le estoy
profunda y plenamente agradecido. Es un honor.
En sus poemas se
percibe una música que invita a soñar con la experiencia que se vive. De
ahí que no sorprende que Marco haya deseado ser psicoanalista porque él
está muy en contacto con la experiencia de su sensibilidad y
creatividad. Freud manifiesta que «cuando el psicoanalista no pueda
aproximarse a un material es importante que le pregunte a un poeta»,
reconociendo que son los privilegiados en su comunicación con el
inconsciente.
Lo interesante es que él no se propuso ser
psicoanalista como era su deseo, pero no dejó de lado la esencia de su
intimidad, privacidad y sentimientos: no solamente conoce el
inconsciente, sino que este ha influido en su poesía.
«El piano
negro» recoge 40 poemas de los cuales quiero comunicar no solamente cómo
los percibo y siento, sino cómo traduce también nuestro vínculo con
similitudes y diferencias en la captación del inconsciente.
Con
toda su diversidad, muestra la riqueza de experiencias y sentimientos,
fuente de nuestra potencial creatividad y destructividad. Así como las
resultantes de los vínculos más significativos. Quedan grabadas nuestras
vivencias como el amor y su contrario en los colores y calores de
nuestros encuentros con los seres y la naturaleza, sintiendo su cariño y
sus heridas. Calor y frío y la ilusión y realidad de su permanencia.
Nos hace notar sabiamente que el agua es símbolo de vida. Que los niños
y niñas crecen y se aproximan, sin excluir a sus padres, a sus reales
seres. Pero a veces se sienten perdidos.
Desorientado, tal vez
huyendo, sus harapos huecos y deshilachados, con el color de la carne o
puro barro. Aquí incide en su percepción del mundo, donde capta a
personas que se encuentran en situaciones difíciles o dramáticas y
logran asirse a las tetillas de la madre para sentirse diferentes y
mejores.
Traduce lo que la vida enseña, que tenemos dos almas,
dos formas de percibir lo que conocemos; parecemos diferentes siendo
semejantes, del mismo tronco y de los mismos genes, de nuestras
ambiciones pero también de la búsqueda y el logro de la ternura. Qué
sabia y profunda aproximación a la realidad de nuestras vidas. La
integración de feroces enfrentamientos pero también del primer abrazo de
la sonrisa del hombre y la mujer bajo un árbol. Qué manera tan evidente
de comunicar nuestro consciente y nuestro inconsciente.
El sexo
es un patio de recreo, soledad, tormento y alegría para quienes lo
sienten en sus carnes. Hay un caballo negro en la sangre cuando abrazas y
tu piel se eriza. Así vamos entrando en los profundos sueños de la
especie. La tierra es viva y es un gran animal cuando tiembla. Qué bien
incorpora el poeta sus experiencias pero al mismo tiempo abre las
puertas para que otros las reconozcan.
Marco incide en cómo no
solamente se interesa en su mundo y en su casa externa remendando
techos, cerrando agujeros, limpiando los pisos de la tierra y
permitiendo que en la mañana siguiente el sol entre y caliente la
casa; sino también en su casa interna, ausente de personas. Los que
vuelven son los aguaceros que no paran de caer. Son sentimientos
opuestos frente a la misma realidad, pero ambos se dan y se buscan
frente a parajes gratos en casas abandonadas del que fue un hermoso
pueblo.
Está abierto no solamente a lo limpio de las experiencias
humanas, sino también a la suciedad a la que se encuentra adherido,
asfixiándose, faltando lo más apreciado: el agua. Nuevamente nos
trasmite que disfrutaba tanto y tanto del tiempo.
En sus sueños,
como manifestando lo contrario de lo que sentía en vigilia, manejaba las
heladas de la superficie como diamantes ajenos de la tierra misma que
lo reclamaba con sus bramidos.
Percibo su interés por los otros y
más aún por los que siente él que no saben lo que valen. Dejando ir a
su amada, trasmite lo que vive en su muerte. Su hermosura, que además
expresaba inteligencia, fluye como un río y no descansa. Era la imagen
de la vida en la tierra.
Nos habla de lo que lo ilumina y que
viene del fondo. Tres piedras en su destino delante de sus ojos y su
hermosa sombra. Unas son el amor dolido de la esperanza sola. Una será
al comienzo de la vida, luego tal vez cambie. Sin querer saber cuál será
la piedra cuando llegue la noche.
Para mí en sus poemas el mar
es tremendamente valorado. Más si se siente como propio y donde yacen
sus padres, sus cenizas santas. Junto a los dioses Júpiter, Juno,
Mercurio, Minerva en las cabezas y corazones como seres humanos en la
noche eterna.
La nobleza de la vida y más atrás el hombre
hablando con las nubes y el viento envuelto en las tempestades de los
milenios de los comienzos: «Así hablo contigo, manzana eterna que vienes a mi morada» del «secreto río del jardín.»
En dos sueños Carl Jung se sitúa en Europa, pero en momentos de guerra:
un mar de sangre, cuerpos carbonizados y gritos de los náufragos. En el
primero despierta alucinado. En el segundo sueña con una ola de frío
increíble que barre Europa. La encuentra llena de nieve y tristeza. Un
instante después empieza a distribuir uvas a una multitud de personas
agradecidas.
En un caballo cruzó el agua de los sueños. El
caballo no se cansa y avanza y avanza. Hay una mujer de vestido blanco
que hace señas junto a una palmera.
La noche se prolonga, su
delicia. El caballo trota lento en la duermevela de las primeras luces.
Aquí rinde un homenaje a lo bello del coito: la sonrisa de la tierra.
«Subo al árbol de la vida y de los sueños y me vinculo con los cuerpos
celestes en la noche del mundo y sus misterios. Carne soy y viento
eterno.»
La muerte y el Thanatos son la inspiración de todo lo
expresado bellamente en un poema. Introduce la quietud de lo acabado, el
silencio absoluto de lo finado. La nada, cúmulo del enigma o la pálida
luz del fin del mundo.
El poema «El piano negro» muestra lo que
llamo el Tánatos creativo y terapéutico. El negro lo vinculo con el
duelo y la musa de la música lo acompaña, calma el dolor y abre las
puertas de la esperanza. Cuando el piano está callado vive presente en
sus sueños.
En «El primer hombre de la Tierra» nos muestra las vicisitudes de nuestros orígenes y de nuestra existencia.
Qué manera tan sutil de describir el Eros y el Thánatos. «De estas
oscuras profundidades nace la vida», «La gana de estar juntos en lo
difícil,» «La alegría de los días y los placeres de las noches» «Que
somos nosotros, nuestra palabra y deseo de vivir».
Habla del amor
pero también de la complejidad en una forma muy personal y especial.
«¿A quién abrazo cuando te abrazo?» «¿Eres tú misma o una sombra,» «¿Un
sueño de mi mente?» «¿A quién acaricias cuando suspiras en mi pecho?»
«¿En el silencio de los espacios compartidos?» «Nos queremos» «Nuestras
mentes se atraen, nuestros cuerpos».
Toca una serie de
sentimientos duales; inacabables y que se mantienen intactos. Están
transcurriendo en un presente eterno. Los padres amables y dulces pero
con durezas del mediodía y en la esperanza inmensa. Que dure, que no
acabe. Hablando con los vivos y los muertos. «Los días más remotos
permanecen en la memoria» «Están transcurriendo, a veces, en un presente
eterno».
El inconsciente aparece cuando lo ves: es visible e invisible. «El inconsciente tiene puertas entornadas».
La agonía del insomnio tiene su fin con el sueño: «Te deslizas gota a
gota por la palma de mi mano, por mi rostro; circulas por mi sangre. En
mi pensamiento llueves».
La intensidad del instinto es percibida
en una forma muy nítida. Y cuando lo febril se consolida es imagen del
deseo y la fuerza. Y de la hermosura.
La gran serpiente está
constituida por una intensidad del deseo, por el impulso sexual y
tanático y posiblemente por lo menos muchas veces, de la búsqueda, el
encuentro o la realidad de un hijo, compartida con el hombre.
Qué
experiencias tan intensas debe haber tenido Marco que hace que sus
poemas sean tan palpitantes. Y nunca es tarde para amar lo que es digno
de amarse. «Tu presencia, como si fueras la primera o el primero de mi
existencia, renovándose siempre».
Quiero trasmitir mi propia
experiencia frente a los perros. Los siento leales, tiernos,
profundamente cariñosos y a veces casi como humanos, faltándoles
solamente la palabra, sin excluir que también tienen la violencia cuando
es generada válidamente.
Y así avanzamos en la lectura y
hallamos «La llama inextinguible del amor» y la belleza del comienzo del
tiempo; «De lo cierto, y dura lo que dura la primavera». «Vuelve cada
año, recupera reinos». «Su hermosura cristaliza su poder en el centro de
mi cuerpo».
Sobre las melancolías de Sigmund Freud, yo diría que
mucho supo del amor y del deseo y que la palabra, a veces, cura más que
las caricias y estas a veces más que las palabras. «Conocía el secreto
de los sueños».
Luego vemos cómo «la neblina teje sus hilos por
encima de los tejados» y «Ella queda rogando que vuelvan la noche, la
niebla y sus abrazos».
Los poemas me plantean la pregunta sobre
qué está buscando Marco. Aunque es explícito más adelante en «País de
sombras». Qué lindo que busque la libertad de la que gozan los niños y
que haya vivido amores intensos.
Sus palabras en el poema «Sombra» me impactan y me identifico con ellas «Asesino no, nunca jamás.»
Es hermoso cuando dice sentirse un individuo del bosque en las calles. Y
que, arriba, se transforma en un pájaro de múltiples colores que
va por el mundo llevando el espíritu de los árboles, el deseo de la
vida. Ser un chamán, médico del alma, cura a los osos que viven perdidos
en lo siniestro.
También lo es cuando siente que un desconocido
guía su mano. Hace lo que quiere, siempre lo hace o desaparece. Ama la
belleza venga de donde venga.
Ya casi al final nos encontramos
con velas rodeadas de silencios que regresan. Con la pregunta por el
dolor y la felicidad y aquí tenía la respuesta. «Sufre uno por la muerte
de un ser querido» «Y otro por escoger mucho a su pareja». «El insólito
rito del amor y sus desvelos, sus abismos y cavernas». «Y la felicidad
¿qué es la felicidad?» «Es una vela que regresa.»
En los versos
que cierran la obra vemos «con los ojos muy cerrados» «caminos que
conducen a la muerte» y «vivimos conforme a suerte” “Aquellos que
quisimos son finados», «a muerte sin fin de los amados», «Así acaba la
vida en un suspiro.» Y recordamos que aquellos muertos amados siguen
también vivos.
Quiero manifestar que la literatura y la poesía, cuando se lee y se vive genuina y plenamente, es también una terapia.
Para terminar, solo me queda un gran abrazo a mi querido amigo Marco.
Gracias.
Lima, 6 de noviembre de 2018
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De mis manos brotarán
amapolas rojas como la sangre.
Así, quizás mi poesía sea eterna.
MI POESÍA SOY YO
FANNY JEM WONG M
LIMA - PERÚ