MIGUEL DE MOLINOS POR MARCO MARTOS
Quieto, Miguel de Molinos rezaba
en el centro del desierto, extraviado,
rogaba a Dios muy triste, acongojado,
salir de ese lugar que lo quemaba.
La oscura noche llegaba y seguía
el calor atormentado al beato,
un frío sucedía sin recato,
Molinos persistía en su porfía.
Su vida prosiguió, su peripecia,
mas fue sufrir calculadas afrentas,
estiletes, refinadas tormentas,
hablillas ásperas de gente necia.
Murió Molinos. Dios lo tenga en algo,
que su gracia santifique al hidalgo.
Quieto, Miguel de Molinos rezaba
en el centro del desierto, extraviado,
rogaba a Dios muy triste, acongojado,
salir de ese lugar que lo quemaba.
La oscura noche llegaba y seguía
el calor atormentado al beato,
un frío sucedía sin recato,
Molinos persistía en su porfía.
Su vida prosiguió, su peripecia,
mas fue sufrir calculadas afrentas,
estiletes, refinadas tormentas,
hablillas ásperas de gente necia.
Murió Molinos. Dios lo tenga en algo,
que su gracia santifique al hidalgo.
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De mis manos brotarán
amapolas rojas como la sangre.
Así, quizás mi poesía sea eterna.
MI POESÍA SOY YO
FANNY JEM WONG M
LIMA - PERÚ