![]() |
Carta de Martin Heidegger a Hannah Arendt |
Carta de Martin Heidegger a Hannah Arendt
¡Queridísima!
Gracias por tu carta. Si solamente pudiera decirte cómo soy feliz contigo- acompáñándote mientras tu vida y mundo se abren de nuevo. Y puedo ver apenas cuánto has entendido y cómo todo es providencial. Qué nadie aprecia jamás es cómo la experimentación consigo mismo, por esa circusntancia, todos los compromisos, técnicas, moralización, escapismo, y cerrando su crecimiento puede inhibir y torcer la providencia de Ser. Y esta distorsión gira en torno a cómo, a pesar de todos nuestros sustitutos para la "fe," no tenemos ninguna fe genuina en la existencia en sí misma y no entendemos cómo sostener cualquier cosa como esa por nosotros mismos.
Gracias por tu carta. Si solamente pudiera decirte cómo soy feliz contigo- acompáñándote mientras tu vida y mundo se abren de nuevo. Y puedo ver apenas cuánto has entendido y cómo todo es providencial. Qué nadie aprecia jamás es cómo la experimentación consigo mismo, por esa circusntancia, todos los compromisos, técnicas, moralización, escapismo, y cerrando su crecimiento puede inhibir y torcer la providencia de Ser. Y esta distorsión gira en torno a cómo, a pesar de todos nuestros sustitutos para la "fe," no tenemos ninguna fe genuina en la existencia en sí misma y no entendemos cómo sostener cualquier cosa como esa por nosotros mismos.
Esta fe en la providencia
no excusa nada, y no es un escape que me permitirá terminar conmigo de
una manera fácil. Solamente esa fe-que como fe en en el otro es
amor-puede realmente aceptar al "otro" totalmente. Cuando vi que mi
alegría en tí es grande y en crecimiento, eso significa que también
tengo fe en todo lo que sea tu historia. No estoy erigiendo un ideal-aún
menos sería tentado jamás a educarte, o a cualquier cosa que se asemeja
a eso. Por suerte, a tí -como eres y seguirás siendo con tu historia-
así es cómo te quiero. Sólo así es el amor fuerte para el futuro, y no
sólo el placer efímero de un momento – sólo entonces es el potencial del
otro también movido y consolidado para las crisis y las luchas que
siempre se presentan. Pero tal fe también se guarda de emplear mal la
confianza del otro en el amor. Amor que pueda ser feliz en el futuro ha
echado raíz.
El efecto de la mujer y su ser es mucho más cercano a los
orígenes para nosotros, menos transparentes, por lo tanto providencial
pero más fundamental. Tenemos un efecto solamente en cuanto somos
capaces de dar-si el regalo es aceptado siempre inmediatamente, o en su
total, es una cuestión de poca importancia. Y nosotros, cuanto mucho,
sólo tenemos el derecho de existir si somos capaces de que nos importe.
Nosotros podemos dar solamente lo que pedimos de nosotros mismos. Y es
la profundidad con la cual yo mismo puedo buscar mi propio Ser, que
determina la naturaleza de mi ser hacia otros. Y ese amor es la herencia
gratificante de la existencia, que puede ser. Y así es que la nueva paz
se desprende de tu rostro, el reflejo no de una felicidad que flota
libremente, pero sí de la resolución y la bondad en las cuales tú eres
enteramente tú.
Tu Martin.
Una historia de amor comenzó en el otoño de 1924 entre un filósofo alemán en pleno ascenso, de treinta y cinco años, casado, con dos hijos, y la estudiante Hannah Arendt, judía, soltera y de dieciocho.
De las 166 cartas que perduraron, cerca de las tres cuartas partes fueron escritas por Heidegger. Heidegger, miembro del partido y pro Hitler, y Hannah Arendt, que trabajó para distintas organizaciones judías y participó cuando el establecimiento del Estado de Israel en el sionismo, mantuvieron una cercanía afectiva que sus cartas testimonian en el presente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
De mis manos brotarán
amapolas rojas como la sangre.
Así, quizás mi poesía sea eterna.
MI POESÍA SOY YO
FANNY JEM WONG M
LIMA - PERÚ