Romance LXXXIV o Los caballos de la desconfianza Cecília Meireles
Romance LXXXIV o Los caballos de la desconfianza
Cecília Meireles
Eran muchos caballos,
a lo largo de estas grandes montañas,
con melena abierta en el viento,
galopando entre agua y piedras.
Eran muchos caballos,
dueños del aire y las hierbas,
con ojos suaves y calmados,
solía densa niebla,
en los verdes prados ondulados,
en las laderas de los bordes ásperos;
En el color de la aurora en las nubes,
en el momento de ipees y cuaresma.
Fueron muchos caballos
a orillas de estos grandes ríos
Donde los esclavos cantaban
Canciones llenas de suspiros.
Fueron muchos caballos
y lo mantuvieron en el oído apretado
el sonido de los grifos y las esquinas,
la voz de los amigos y enemigos;
- cállate, al peso de la silla,
picaduras de insectos y espinas
soplando tu cansancio
en chorros crepúsculo.
Eran muchos caballos,
Audaz, valiente, rápido
entre Mariana y Serro Frio,
pueblo rico y río muerto
Eran muchos caballos,
transportando su galope
coronas, magistrados, poetas,
bribones, obispos, sacerdotes
Y oyen secretos y esquemas,
y sonetos y liras y odas:
Testigos sin testimonio.
en la cara de grandes errores.
Eran muchos caballos,
entre suero de mantequilla y oro blanco
difuminaron los herpes en los cascos,
A través del sol y bajo la lluvia, por los campos,
tomando esperanzas, mensajes,
transmitiendo de rancho a rancho.
Eran muchos caballos,
Entre sueños y contrabandistas,
extraños a las pasiones de sus dueños,
Aterrizando en los mismos ojos suaves
En las cuevas llenas de esclavos,
En las iglesias llenas de santos.
Eran un montón de caballos:
Y algunos se convirtieron en cadenas y esposas,
otros, sangre sobre la fuerza,
otros, el crimen y las recompensas.
Eran un montón de caballos:
y algunos han sido puestos a la venta,
otros se han quedado en sus pastos,
Y hubo quienes, después de la sentencia
se llevaron el corte de Alferes
en brazos, piernas y cabeza.
Y se van con su carga
en la inocencia más dolorosa.
Eran muchos caballos
Y murieron en estas montañas,
estos campos, estas cámaras,
Habiendo servido a tantos hombres
Eran muchos caballos,
pero ya nadie sabe sus nombres
Tu piel, tu origen...
¡Y tan alto fueron, y tan lejos!
Y por ellos suspiras,
¡Echando un vistazo al vasto horizonte!
- Tus flancos robustos han muerto,
que parecía oro y bronce.
Eran muchos caballos
Y mienten sobre los caídos,
Mezclado con las valientes sierras,
mezclado con cuarzo y shisto,
en el frío acuoso de los regazos,
al trébol verde floreciendo.
Y nunca pensaron en la muerte.
Y nunca supieron de los exiliados.
Eran muchos caballos,
Cumpliendo con su duro deber
Las cenizas de sus caballeros
de ellos aprendiste tiempo y ritmo,
y escalando las cimas del mundo...
y rodando en la precipitación...
En: Romanceiro da Inconfidência (1953)
Romance LXXXIV ou Dos Cavalos da Inconfidência
Cecília Meireles
Eles eram muitos cavalos,
ao longo dessas grandes serras,
de crinas abertas ao vento,
a galope entre águas e pedras.
Eles eram muitos cavalos,
donos dos ares e das ervas,
com tranquilos olhos macios,
habituados às densas névoas,
aos verdes, prados ondulosos,
às encostas de árduas arestas;
à cor das auroras nas nuvens,
ao tempo de ipês e quaresmas.
Eles eram muitos cavalos
nas margens desses grandes rios
por onde os escravos cantavam
músicas cheias de suspiros.
Eles eram muitos cavalos
e guardavam no fino ouvido
o som das catas e dos cantos,
a voz de amigos e inimigos;
– calados, ao peso da sela,
picados de insetos e espinhos,
desabafando o seu cansaço
em crepusculares relinchos.
Eles eram muitos cavalos,
– rijos, destemidos, velozes –
entre Mariana e Serro Frio,
Vila Rica e Rio das Mortes.
Eles eram muitos cavalos,
transportando no seu galope
coronéis, magistrados, poetas,
furriéis, alferes, sacerdotes.
E ouviam segredos e intrigas,
e sonetos e liras e odes:
testemunhas sem depoimento,
diante de equívocos enormes.
Eles eram muitos cavalos,
entre Mantiqueira e Ouro Branco
desmanchado o xisto nos cascos,
ao sol e à chuva, pelos campos,
levando esperanças, mensagens,
transmitidas de rancho em rancho.
Eles eram muitos cavalos,
entre sonhos e contrabandos,
alheios às paixões dos donos,
pousando os mesmos olhos mansos
nas grotas, repletas de escravos,
nas igrejas, cheias de santos.
Eles eram muitos cavalos:
e uns viram correntes e algemas,
outros, o sangue sobre a forca,
outros, o crime e as recompensas.
Eles eram muitos cavalos:
e alguns foram postos à venda,
outros ficaram nos seus pastos,
e houve uns que, depois da sentença
levaram o Alferes cortado
em braços, pernas e cabeça.
E partiram com sua carga
na mais dolorosa inocência.
Eles eram muitos cavalos.
E morreram por esses montes,
esses campos, esses abismos,
tendo servido a tantos homens.
Eles eram muitos cavalos,
mas ninguém mais sabe os seus nomes
sua pelagem, sua origem…
E iam tão alto, e iam tão longe!
E por eles se suspirava,
consultando o imenso horizonte!
– Morreram seus flancos robustos,
que pareciam de ouro e bronze.
Eles eram muitos cavalos.
E jazem por aí, caídos,
misturados às bravas serras,
misturados ao quartzo e ao xisto,
à frescura aquosa das lapas,
ao verdor do trevo florido.
E nunca pensaram na morte.
E nunca souberam de exílios.
Eles eram muitos cavalos,
cumprindo seu duro serviço.
A cinza de seus cavaleiros
neles aprendeu tempo e ritmo,
e a subir aos picos do mundo…
e a rolar pelos precipícios…
In: Romanceiro da Inconfidência (1953)
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De mis manos brotarán
amapolas rojas como la sangre.
Así, quizás mi poesía sea eterna.
MI POESÍA SOY YO
FANNY JEM WONG M
LIMA - PERÚ