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MI NACIÓN
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PARA QUIÉN LO QUIERA LEER :
No estoy de acuerdo con la violencia, especialmente contra una mujer, sin importar su condición. Considero que es una cobardía. Sin embargo, comprendo que situaciones como las acontecidas son el producto del hartazgo al que la población está llegando ante tanta desfachatez de parte de un congreso colmado de corruptos y sinvergüenzas que solo buscan obtener beneficios personales, sin respetar los derechos de la población.
El congreso, elegido por el pueblo, tiene la responsabilidad de hacer respetar los derechos y el bienestar de toda la población de un país. No se les coloca ahí para aprovecharse y enriquecerse a costa de sus hermanos. Lamentablemente, lo único que están haciendo en el Congreso de Perú es beneficiarse y sacar leyes que solo favorecen a ciertos sectores, explotando a la población a través de la imposición de nuevos impuestos. Además, cubren a un gobierno sinvergüenza que no está haciendo nada y que, en los últimos años, lo único que ha hecho es robarnos como históricamente lo han hecho casi todos.
Es injusto que los docentes, por ejemplo, bajo el pretexto de que tienen que seguirse capacitando para ser mejores y poder ayudar a la población a educarse, se vean obligados a pagar por maestrías y capacitaciones que se han convertido en un negocio rentable y que, en lugar de ser mejor remunerados, hoy ven que el esfuerzo y el dinero recibido por su desempeño no justifica tanto sacrificio. Esto ha incrementado los costos para los docentes, quienes no ven reflejadas estas inversiones en sus sueldos, ni tampoco les da la seguridad de mantener por mucho tiempo sus empleos.
En el sector salud, la situación es igualmente preocupante. No hay medicinas suficientes y las personas que sufren de enfermedades crónicas reciben solo medicinas básicas, que no son suficientes para su tratamiento. Los pacientes con cáncer no reciben en ocasiones lo necesario porque simplemente el sistema no se abastece y los jubilados están desamparados porque ¿quién puede sobrevivir con las pensiones miserables?
La corrupción y la falta de responsabilidad de los líderes políticos son problemas graves que afectan a toda la sociedad, menos a quienes fueron elegidos para representarnos, los cuales hoy viven como si fueran los nuevos ricos. Es especialmente doloroso ver cómo estas acciones impactan negativamente en sectores tan cruciales como la educación, salud, seguridad ciudadana, economía y un largo etcétera.
La violencia nunca es la solución, y es importante buscar formas pacíficas y constructivas de expresar el descontento y exigir cambios. La indignación de la población es comprensible, pero es fundamental canalizar esa energía hacia acciones que promuevan la justicia y el respeto por los derechos humanos para todos, no solo para los congresistas y la presidencia, que se sienten hoy por hoy intocables y mejores que el resto de la población.
La situación de los docentes, el sector salud, la seguridad ciudadana y otros sectores es lamentablemente alarmante. El acceso a medicinas y tratamientos adecuados es un derecho básico que debe ser garantizado para TODOS, especialmente para aquellos con enfermedades crónicas, jubilados, niños y demás. Porque no solo tienen derechos los congresistas y los terroristas, que al parecer son los únicos privilegiados.
La situación de seguridad ciudadana en Perú es alarmante. La delincuencia ha avanzado a niveles críticos, con extorsiones, sicariato y robos a plena luz del día. La policía captura a los delincuentes, pero jueces corruptos los liberan rápidamente, perpetuando un ciclo de impunidad. Los negocios son atacados con bombas y los comerciantes deben pagar “cupos” para poder trabajar en las calles que la delincuencia se encarga de lotizar. La vida no tiene valor; sicarios menores de edad cobran tan solo 500 soles por asesinar a una persona porque al no tener penas severas quedan libres como si hubiesen matado a una mosca, los robos de celulares terminan en homicidios, independientemente de si la víctima tiene el dispositivo o no porque la vida no vale nada. La inseguridad ha llegado a tal punto que los hogares ya no son refugios seguros, y el respeto por la vida y la propiedad es inexistente. El Estado, lamentablemente, no está tomando medidas efectivas para frenar esta ola de violencia y criminalidad. Es imperativo que se ponga un alto a toda esta violencia, inseguridad, delincuencia y proliferación de drogas que están destruyendo nuestro país.
Es alarmante que muchos de los candidatos que se lanzan a cargos públicos en Perú tengan vínculos con delincuentes, como explotadores de minas informales, quienes los protegen y financian sus campañas. Es inconcebible que personas elegidas para representar al gobierno estén relacionadas con actividades delictivas. Esta situación no debe repetirse, pero lamentablemente es una realidad que vivimos. Es crucial que se implementen mecanismos estrictos para evitar que individuos con conexiones criminales lleguen al poder, garantizando así una representación honesta y comprometida con el bienestar de la nación.
La corrupción en el Congreso de Perú es alarmante. Los congresistas no solo cobran un porcentaje del sueldo a las personas que emplean, sino que también hay funcionarios vinculados al gobierno que continúan recibiendo sueldos completos mientras viven en el extranjero. Además, designan asesores que no merecen el dinero que reciben. La situación está completamente de cabeza; la vida en Perú no vale nada y a los congresistas solo les interesa ganar su sueldo, más todas sus regalías, dietas, “regalitos” y otros beneficios que obtienen al tener un puesto. Una vez en el poder, la población no les importa en absoluto. Es crucial que se tomen medidas para erradicar esta corrupción y garantizar que los representantes trabajen realmente por el bienestar de la nación.
La sociedad civil tiene un papel fundamental en la construcción de una democracia sólida y en la lucha contra la corrupción. En contextos como el de Perú, donde la desconfianza hacia las instituciones es alta, la participación activa de la ciudadanía es crucial para impulsar cambios significativos.
Las organizaciones de la sociedad civil deberían agrupar a ciudadanos con intereses comunes para exigir transparencia y rendición de cuentas. Las protestas pacíficas y las campañas de concienciación son herramientas poderosas para visibilizar problemas y presionar a los líderes políticos.
Informar a la población sobre sus derechos y sobre los mecanismos de participación ciudadana es esencial. La educación cívica puede empoderar a los ciudadanos para que se involucren activamente en la toma de decisiones y en la vigilancia de las acciones gubernamentales.
Se debe informar a la población de las funciones y limitaciones que ejercen los congresistas para que estos, durante sus campañas, no les engañen prometiendo cosas que nunca cumplirán.
La sociedad civil también debiera cumplir y desempeñar su rol de vigilancia, monitoreando las acciones del gobierno y denunciando actos de corrupción. Las plataformas digitales y las redes sociales han facilitado la difusión de información y la organización de movimientos ciudadanos. Y aclaro que, estos movimientos tampoco debieran elegir representantes que sean susceptibles al soborno. Porque hay muchos que finalmente aceptan que les “rompan la mano” y se olvidan del resto. Dicen que la mayoría tiene un precio, unos son de poca monta y otros más ambiciosos, entonces elige no tener precio; esa es la manera de no caer en la corrupción.
Y qué de la presidenta de Perú, Dina Boluarte, ha sido criticada por comportarse de manera similar a los representantes del Congreso, recibiendo regalos de miles de dólares en joyas y actuando sin la educación y responsabilidad que su cargo requiere. Se ha reportado que utiliza relojes y joyas de lujo, lo que ha generado investigaciones por presunto enriquecimiento ilícito. Además, su falta de transparencia y su negativa a conceder entrevistas a la prensa han aumentado la desconfianza hacia su gestión. Cuando viaja al extranjero, su comportamiento deja en ridículo al país, lo que plantea serias dudas sobre su capacidad para liderar la nación de manera efectiva y digna.
Por todo lo expresado creo que la prensa y los medios de comunicación independientes, y todo compatriota, deberían investigar y exponer casos de corrupción, cada quien, de manera honesta, ejercer presión sobre los funcionarios públicos y fomentar transparencia.
Todos, de una u otra manera, deberíamos involucrarnos en los procesos electorales, como candidatos o como observadores, para ayudar a garantizar elecciones justas y transparentes. Hay tanto por hacer, sin embargo, a la mayoría de quienes se les eligió para velar por nuestra nación, el cargo les quedó enorme.
Finalmente, al Congreso y a la Presidencia decirles: ¡EL RESPETO SE GANA! Uds. son para muchos de nosotros lo más vergonzoso y nefasto que le pudo pasar a nuestra Nación. Más como dice un viejo dicho: “cada nación tiene el gobierno que se merece”. Así que nosotros también somos de una u otra forma culpables de todo lo que sucede porque no se vota por gente como la que hoy lamentablemente nos representa. Que cada quien recoja la parte de responsabilidad que le corresponde y se haga responsable de nuestro fracaso.
FJW