En
esta vuelta a las cosas primeras, tras una larga travesía poética que
se rebela contra sí misma, el poeta se inspira en su intimidad profunda,
que no puede desgajar de su entorno porque los elementos primeros
tienen también un componente mítico o psicológico. De esta forma compone
un canto épico y mítico que narra lo cotidiano pero también cuenta,
quizá sin habérselo propuesto de forma premeditada, una historia
colectiva.
Los siguientes
poemarios: El lecho de una extraña, de 1999, y Mural, del 2000, están
concebidos como obras arquitectónicas, con una estructura sólida y
proporciones muy exactamente calculadas y realizadas con gran precisión.
El resultado son unos poemas de gran sobriedad expresiva y a la vez
extraordinaria finura, gracia y armonía, compuestos no sólo para ser
recitados en su lengua original sino también para ser visualizados.
Firmemente decidido a ocupar el sitio que le corresponde en el panorama
poético universal, el poeta trasciende la cuestión nacional para
ensalzar su humanidad, aunque liberando a los poemas de un realismo
excesivo.
Ambos poemarios
están inspirados, sin duda, en experiencias vitales del poeta,
especialmente Mural, en el que el Darwish muestra una gran maestría
técnica, al tratarse de un largo poema en el que logra mantener
continuamente una estructura y un ritmo armónicos, siendo asimismo
admirable por la economía y la pureza de la composición.
El poema está basado
en las visiones y sensaciones que le embargaron durante el breve
espacio de tiempo en el que permaneció clínicamente muerto. Por ello,
está concebido como una especie de fresco donde aparecen yuxtapuestas de
forma impresionista diversas escenas que constituyen lo esencial de su
trayectoria humana, salpicadas de diálogos y monólogos interiores.
Resulta
sobrecogedora la absoluta soledad en la que el poeta se encuentra,
convertido en palabra-idea, planteándose cuestiones esenciales que
constituyen las preocupaciones más íntimas del ser humano, en un espacio
luminoso y libre de barreras. En otra dimensión, es pura esencia fuera
del cuerpo; no hay destino geográfico ni mapas sino extrañeza en un
mundo extraño. El destierro y la lejanía están en su interior, y la
vuelta a la que el poeta aspira es una vuelta al lenguaje, no al país, a
los amigos ni a la amada.
Pero,
contrariamente a lo que se pudiera pensar, la muerte no es algo
terrorífico para el poeta sino un ser vivo, sometido a las normas que
rigen a los seres vivos: se ríe, llora, teme, ama, añora y muere,
estableciéndose entre ella y el poeta una relación extraña y
contradictoria, mezcla de miedo y placer, desesperación y paz.
El lecho
de una extraña, por el contrario, está compuesto íntegramente por
poemas de amor en todas sus facetas, entremezclando, como ya lo había
hecho anteriormente, la realidad con el mito y estableciendo numerosas
relaciones intertextuales, tanto con la tradición clásica árabe como con
el mundo contemporáneo, suprimiendo de este modo las barreras
culturales del arte.
Es
resaltable a lo largo de la obra una gran austeridad poética: las
imágenes quedan reducidas al mínimo para dar un mayor protagonismo a la
palabra, auténtico elemento estructural de los poemas.
También
el ritmo cobra un especial protagonismo en este poemario, en el que el
autor despliega su amplia experiencia en las artes amatorias, mostrando
la compleja relación hombre-mujer, en la que cada uno se refleja en el
otro y a la vez es un extraño para el otro, con la inevitable sensación
de soledad que ello provoca.
Hablando
en su propio nombre y recreando sus propias experiencias, Darwish
muestra una de las visiones más agudas de la creatividad poética árabe
actual, ensalzando algo tan aparentemente sencillo y natural como es el
amor a la vida y el goce del placer.
Desde
1996 vive en Ramalla, donde dirige la prestigiosa revista
literaria Al-Karmel cuyos archivos fueron destruidos por el ejército
israelí durante el asedio de la ciudad en el año 2002- aunque
constantemente es requerido para dar recitales poéticos por todo el
mundo árabe.
Su fama se
ha extendido también a Occidente, donde goza de gran prestigio, como
demuestran los diversos premios literarios obtenidos, entre ellos el
Lannan Cultural Freedom Price, en el año 2001, y el premio Príncipe
Claus de Holanda, en el 2004.
FUENTE
http://www.poesiaarabe.com/biografia_de_mahmud_darwish.htm
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De mis manos brotarán
amapolas rojas como la sangre.
Así, quizás mi poesía sea eterna.
MI POESÍA SOY YO
FANNY JEM WONG M
LIMA - PERÚ