RECADO PARA DUNIA, ESCRIBE OVIDIO
POR MARCO MARTOS
Recado para Dunia, escribe Ovidio
Has viajado, Dunia, desde las candentes arenas de Egipto
y te paseas oronda por las calles de Roma,
durante el día y en las noches interminables
bajo la luz de las antorchas o en la oscuridad de la luna nueva,
rodeada de titilantes candiles que rompen la tiniebla caliginosa,
y te detienes junto a las hermosas estatuas que condensan
la historia de Roma, desde Eneas, Rómulo y Remo,
los combates con Cartago, la república toda, el divino César
y los principios del imperio que vivimos y que serán casi eternos.
Quedándote quieta en medio de los héroes y los ciudadanos probos,
evocas a Semíramis, suprema belleza de piedra que atraviesa
los tiempos trayendo los perfumes del Nilo, el suave mecerse
de las palmeras y las fauces de los cocodrilos hambrientos
asomando en las turbulencias en medio de la canícula.
A lo lejos veo tu talle inalcanzable, la transparencia opaca
de tus vestidos ceñidos de flojos lazos incitantes
que dejan adivinar la inquietante opulencia de tus carnes
que tal vez otro vate audaz del círculo de Mecenas,
disfrutará a sus anchas, mientras Ovidio escriba tristes versos
en la soledad atroz del destierro, en las puertas de Averno,
a punto de convertirse en uno más de los numerosos espectros,
atormentando, colmado de celos por los siglos de los siglos.
Recado para Dunia, escribe Ovidio
Has viajado, Dunia, desde las candentes arenas de Egipto
y te paseas oronda por las calles de Roma,
durante el día y en las noches interminables
bajo la luz de las antorchas o en la oscuridad de la luna nueva,
rodeada de titilantes candiles que rompen la tiniebla caliginosa,
y te detienes junto a las hermosas estatuas que condensan
la historia de Roma, desde Eneas, Rómulo y Remo,
los combates con Cartago, la república toda, el divino César
y los principios del imperio que vivimos y que serán casi eternos.
Quedándote quieta en medio de los héroes y los ciudadanos probos,
evocas a Semíramis, suprema belleza de piedra que atraviesa
los tiempos trayendo los perfumes del Nilo, el suave mecerse
de las palmeras y las fauces de los cocodrilos hambrientos
asomando en las turbulencias en medio de la canícula.
A lo lejos veo tu talle inalcanzable, la transparencia opaca
de tus vestidos ceñidos de flojos lazos incitantes
que dejan adivinar la inquietante opulencia de tus carnes
que tal vez otro vate audaz del círculo de Mecenas,
disfrutará a sus anchas, mientras Ovidio escriba tristes versos
en la soledad atroz del destierro, en las puertas de Averno,
a punto de convertirse en uno más de los numerosos espectros,
atormentando, colmado de celos por los siglos de los siglos.
Marco
Martos Poema del libro "Máscaras de
Roma" que escribo actualmente
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De mis manos brotarán
amapolas rojas como la sangre.
Así, quizás mi poesía sea eterna.
MI POESÍA SOY YO
FANNY JEM WONG M
LIMA - PERÚ