martes, diciembre 31, 2019

OLMO DE FUEGO / “Comentario breve sobre Péndulo Amarillo” de Fanny Jem Wong Por BYRON ISACIO.

OLMO DE FUEGO / “Comentario breve sobre Péndulo Amarillo” de Fanny Jem Wong  Por BYRON ISACIO.

"Péndulo Amarillo” Haiku de Fanny Jem Wong





OLMO DE FUEGO
“Comentario breve sobre Péndulo Amarillo”

Esa maravillosa y brevísima estructura de la poesía de origen oriental se inicia como medio de expresión de la sensibilidad del zen. Quizá la genialidad de Matsuo Basho y después Yosa Buson y otros, recae, específicamente, en haber descubierto que, a pesar de su aparente simplicidad en su composición como en su forma, el haikú es un organismo poético muy complejo. Su misma brevedad obliga a su creador a significar mucho diciendo lo mínimo. Ahora bien, como se sabe, Basho es quien le dio sus letras de nobleza al pequeño poema de tres versos y diecisiete sílabas llamado haikú: Pero aclaremos, Basho no inventó esta forma; tampoco la alteró: simplemente transformó su sentido. Cuando empezó a escribir, la poesía se había convertido en un pasatiempo: poema quería decir poesía cómica, epigrama o juego de sociedad. Basho se da cuenta de ello y recoge este nuevo lenguaje coloquial, libre y desenfadado, y con él busca lo mismo que los antiguos: el instante poético. El haikú se convierte, entonces, en la anotación rápida, verdadera recreación de un momento privilegiado; exclamación poética, caligrafía, pintura y escuela de meditación, todo junto. Es por eso que se ha dicho muchas veces que el haiku es un ejercicio espiritual. Una mezcla entre poesía y meditación. Esta afirmación me conlleva a citar a Octavio Paz. Paz creía que el poema es o debería ser: el soporte lingüístico, oído o leído, un "ejercicio del instante y del espíritu" a lo que Paz, siguiendo a Machado, llama la otredad del ser. Pero quizá no todos los poemas se presten a este tipo de disciplinas; quizá sólo los buenos poemas, y, dentro de los buenos, sin lugar a duda, está el haiku.  

Los creadores de occidente o poetas en lengua española que, enamorados del pequeño poema “haiku”, agudizan su sensibilidad imaginativa, y muchas veces transgrediendo o recreando su forma original, escribieron, para el deleite de sus lectores, grandes haikus. El caso aquí no recae en la influencia recibida por oriente, sino en la inspiración -(transgresión y construcción) al mismo tiempo. Entonces, lo importante es añadir un nuevo continente irreal, como diría Ortega y Gasset, al continente ya existente de la cultura oriental, y que ese nuevo continente sea asequible de alguna manera a los lectores mediante la convergencia artístico-cultural. Se trata de una ampliación o profundización de la poesía en español. Entre sus representantes aparecen muchos nombres, como es el caso del poeta José Juan Tablada a quién se le atribuye la acción de ser el introductor del haiku en la poesía escrita en español. Luego sobresaldrán otros nombres, como el poeta argentino Jorge Luis Borges, el mexicano Octavio Paz, el Uruguayo Mario Benedetti, entre otros. En el Perú, los poetas no han sido ajenos a este contraste poético y ha habido muy buenos representantes del haiku, como Javier Sologuren, Alfonso Cisneros Cox, Alberto Guillén, Arturo Corcuera, incluso nuestra más grande poeta mujer, Blanca Varela, y más recientemente Cecilia Molina, y a estos creadores de una obra de importantísima valía, se une Fanny Jem Wong con su libro, “Péndulo amarillo”(Lima, Gaviota Azul Editores, 2019).

Péndulo amarillo: La poeta Fanny Jem Wong, no pudo encontrar un título mejor acertado para su libro de haikus que “péndulo amarillo” Péndulo significa -(si juzgamos por la lectura del libro)- equilibrio coexistente entre dos culturas de una vasta trascendencia costumbrista entre oriente y oxidante. El color “Amarillo” está relacionado con el sol y el oro. Para la cultura china, país de origen de la poeta, el amarillo simboliza la tierra, la cosecha, la riqueza y el calor, y nos hace pensar en la claridad, la esperanza, la nobleza, la alegría, la prosperidad, la brillantez y la plenitud. Entonces, Péndulo amarillo vendría a ser el equilibrio armónico del ser y del espíritu, esa oscilación vibrante entre hombre y naturaleza, origen y presencia viva, meditación y creación.    

Ahora, líneas arriba he dicho que el haiku en occidente ha sido una constante (transgresión y construcción). Es decir, una variación de su forma original hacia una recreación o aproximación parecida. Sin embargo, ha habido casos muy particulares en que se ha cumplido, al pie de la letra, con los rasgos definitorios que exige un poema para ser considerado un verdadero haiku, empezando por la métrica que consiste en tres versos sin rima, de 5, 7 y 5 sílabas, respectivamente, además que debe mostrar escenas de la naturaleza, la vida cotidiana y debe trasmitir la impresión que ha causado un hecho o acontecimiento. Péndulo amarillo cumple con estas características a cabalidad, y eso nos lleva a pensar, desde la lectura de las primeras páginas del libro y hasta las últimas, en dos estaciones. Primero: que la poeta Fanny Jem Wong, muy aparte de sus innegables cualidades para la creación poética, muestra un vasto y nutrido conocimiento intelectual filosófico, como los principios del confucianismo y el budismo: la poeta ve el cosmos como algo armónico que regula las estaciones, la vida animal, la vegetal y la humana; disgrega el pensamiento poético en una profunda meditación y de esa meditación -casi convertida rito- nacen sus versos, como “péndulos amarillos / desojándose”, dicho en las propias palabras de la poeta. Segundo: Si separamos al autor de su obra o la obra de su autor, Péndulo amarillo no es un libo cualquiera, mucho menos un trabajo improvisado de algún admirador de la poesía oriental y de Matsuo Basho, no.  Quien lea el libro y demande un cierto conocimiento de la poesía y la cultura oriental y occidental, se dará cuenta que estamos frente a una obra autentica, propia de alguien que no se limita a ver su mundo poético como a una esfera de cristal que da vueltas entre sus manos, sino que es parte y está dentro de esa esfera poética, y desde allí nos habla con una voz que deja de ser humana para ser cósmica.
           
Siempre he creído que el artista de nuestro tiempo, no debe buscar la ruptura, sino el diálogo con nuestra historia y nuestra cultura; y Péndulo amarillo es eso: un intercambio de ideas con los maestros del haiku, además de una constante fusión entre oriente y occidente. Resalta sus costumbres, cultura y tradición. Pienso que este libro no hubiera sido posible si su autora no tuviera orígenes asiáticos, o la vida no le hubiera permitido vivir en oxidante. Y justamente ese hilo de conexión entre historia y modernidad, esa combinación de términos y experiencias poéticas, hacen de péndulo amarillo un libro único, un universo de emociones en diferentes paradigmas del ser, espacio y tiempo, revelación del tejido misterioso del mundo, la realidad límpida del hallazgo, los momentos de un camino de conducta que “se ahínca en el ahora perenne”. Un libro transparente y depurado de necesaria lectura y de cuidado análisis.

Veamos solo algunos ejemplos:

por las mañana / arroz sopa de miso / rico pescado” Si leemos el poema con atención, estos versos nos trasladan -como en una máquina del tiempo- hacia el continente asiático, “Japón”, específicamente. Sabemos que la sopa de miso es uno de los platillos básicos que integran el menú típico oriental (que sigue la fórmula de «una sopa más tres platos»), en el desayuno tradicional. Entonces, Péndulo amarillo, en primera instancia, es una evocación nostálgica hacia los orígenes, reverberación y revalorización del paso y las raíces de la poeta quien se siente orgullosa de su lugar de procedencia. Otro claro ejemplo de lo que acabo de afirmar sería el siguiente haiku: “ojitos negros / carita de min pao / infinita luz” aquí hay una relación inquebrantable entre cultura y niñez… min pao es un dulce que forma parte de la amplia gastronomía asiática. Entonces, estos versos simbolizan la ternura hacia la niñez, el recuerdo perenne de esa hermosa etapa de la vida de la poeta al cual vuelve imaginariamente, cada vez que siente la necesidad de escapar de todo aquello que la rodea y le exaspera. Y por eso en otros de sus haikus nos dice “camina lento / niña lapislázuli / entre fantasmas” estos versos nos trasladan a la presencia viva, al presente de presentes, lugar desde donde la poeta muestra su impotencia más no su derrota, se siente amenazada y temerosa pero no vencida, se mueve con sumo cuidado entre los fantasmas que la rodean, sabiendo que ella es esa niña lapislázuli y tiene la fuerza y el poder de una de las piedras más hermosas y poderosas de la tierra para sobresalir y continuar su camino.  Otra de las más hermosas y esplendidas creaciones que afloran su belleza sobre péndulo amarillo es el siguiente haiku: “en el pantano / crece una orquídea / tímidamente” de alguna manera, este haiku está correlacionado con lo que acabo de afirmar con el ejemplo anterior. Pantano es igual a mundo, orquídea significa vida. La poeta nos dice, a través de estos versos, que lo hermoso y bello de la vida se antepone a cualquier germen de maldad existente en el universo que nos rodea y del cual somos parte. Ahora, todo este pensamiento o concepción -casi espiritual- del universo, no sería posible sin una profunda meditación, sin el aprendizaje de lo que he dicho anteriormente, de los principios del budismo y confucionismo. La poeta lo dice con más precisión en los siguientes versos “niña de nieve / tú enciendes las luces / sigue la calma” la tranquilidad y el equilibrio emocional de una persona está dentro de sí mismo, no es adquirida sino concebida, nos dice la poeta. Es uno mismo el que debe encender las propias luces de su interior para enfrentarse al mundo exterior y al futuro.  

En las fulguraciones de estos ochenta y ocho haikus de -temática múltiple- que conforman péndulo amarillo, podríamos citas otros ejemplos que fácilmente nos llevaran por otros senderos iluminados bajo esa luz brillante que se esparce por todo el libro. Sin embargo, dejaré esa tarea a la libre imaginación de las almas predispuestas a entender e interpretar a este ramillete de péndulos amarillos que nos ofrece la poeta Fanny Jem Wong. En su lectura, el lector encontrará ventanas privilegiadas desde las que puede mirar lo nunca antes mirado. Por eso creo con exactitud que el pequeño poema haikú, no sólo es poesía escrita –o, más exactamente, dibujada– sino poesía vivida, experiencia a poética recreada. Con inmensa cortesía, la poeta Fanny Jem Wong no nos dice todo: se limita a entregarnos unos cuantos elementos, los suficientes para encender la chispa. Es una invitación al viaje, un viaje que debemos hacer con nuestras propias piernas, como nos dice el mismo Matsou Basho en uno de sus versos: "No hay que viajar a los lomos de otro. Piensa en el que te sirve como si fuera otra y más débil pierna tuya".


Byron Isacio
Lima, diciembre de 2019.  
 

"Péndulo Amarillo” Haiku de Fanny Jem Wong


Fanny Jem Wong


 

 

sábado, diciembre 28, 2019

FERNANDO PESSOA (1888 - 1935) Portugal

FERNANDO PESSOA (1888 - 1935) Portugal


Yo nunca guardé rebaños...

Yo nunca guardé rebaños,
pero es como si los guardara.
Mi alma es como un pastor,
conoce el viento y el sol
y anda de la mano de las Estaciones
siguiendo y mirando.
Toda la paz de la Naturaleza a solas
viene a sentarse a ni lado.
Pero permanezco triste, como un atardecer
para nuestra imaginación,
cuando refresca en el fondo de la planicie
y se siente que la noche ha entrado
como una mariposa por la ventana.

Pero mi tristeza es sosiego
porque es natural y justa
y es lo que debe haber en el alma
cuando piensa que ya existe
y las manos cogen flores sin darse cuenta.

Con un ruido de cencerros
más allá de la curva del camino
mis pensamientos están contentos.

Pensar molesta como andar bajo la lluvia
cuando el viento crece y parece que llueve más.

No tengo ambiciones ni deseos.
Ser poeta no es una ambición mía.
Es mi manera de estar solo.

FERNANDO PESSOA





Tabaquería

No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
A parte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.
Ventanas de mi cuarto,
De mi cuarto de uno de los millones en el mundo que nadie sabe
quién es
(Y si supiesen, ¿qué sabrían?),
Dais al misterio de una calle cruzada constantemente por gente,
A una calle inaccesible a todos los pensamientos,
Real, imposiblemente real, cierta, desconocidamente cierta,
Con el misterio de las cosas bajo las piedras y los seres,
Con la muerte que mancha de humedad las paredes y hace
blancos los cabellos de los hombres,
Con el Destino que conduce la carroza de todo por el camino de
nada.
Estoy hoy vencido, como si supiese la verdad.
Estoy hoy lúcido, como si estuviese por morir,
Y no tuviese más hermandad con las cosas
Que la de una despedida, tornándose esta casa a este lado de la
calle
La hilera de vagones de un tren, y el silbido de una partida
Dentro de mi cabeza,
Y una sacudida de mis nervios y un chirriar de huesos al arrancar.
Estoy hoy perplejo, como quien pensó y halló y olvidó.
Estoy hoy dividido entre la lealtad que debo
A la Tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera,
Y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.
Fallé en todo.
Como no hice ningún propósito, tal vez todo fuese nada.
El aprendizaje que me dieron,
Descendí por la ventana trasera de la casa.
Fui al campo con grandes propósitos.
Pero allí sólo encontré yerbas y árboles,
Y cuando había gente era igual a la otra.
Me retiro de la ventana y me siento en una silla. ¿En qué he de
pensar?
¿Qué sé yo lo que seré, yo, que no sé lo que soy?
¿Ser lo que pienso? ¡Pienso ser tanta cosa!
¡Y hay tantos que piensan ser la misma cosa que no puede haber
tantos!
¿Genio? En este momento
Cien mil cerebros se piensan en sueños genios como yo,
Y la historia no señalará, ¿quién sabe? ni a uno,
No habrá sino un muladar para tantas futuras conquistas.
No, no creo en mí.
¡En todos los manicomios hay tantos locos deschavetados con
tantas certezas!
Yo, que no tengo ninguna certeza, ¿soy más cierto o menos cierto?
No, ni en mí...
¿En cuántas buhardillas y no buhardillas del mundo
No están en esta hora genios-para-sí-mismos soñando?
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas—
Sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas—,
Y quién sabe si realizables,
¿Nunca verán la luz del sol real ni hallaran oídos de nadie?
El mundo es de quien nace para conquistarlo
Y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga
razón.
He soñado más que Napoleón.
He abrazado contra el pecho hipotético más humanidades que
Cristo.
Hice filosofías en secreto que ningún Kant escribió.
Pero soy, y tal vez seré siempre, el de la buhardilla,
Aunque no viva en ella;
Seré siempre el que no nació para esto,
Seré siempre sólo el que tenía cualidades;
Seré siempre el que esperó que le abriesen la puerta al pie
de una pared sin puerta,
Y cantó la cantiga del Infinito en un gallinero,
Y escuchó la voz de Dios en un pozo cegado.
¿Creer en mí? No, ni en nada.
Que me derrame la Naturaleza sobre la cabeza ardiente
Su sol, su lluvia, el viento que me despeina,
Y lo demás que venga si viene o que tenga que venir, o que no
venga.
Esclavos cardíacos de las estrellas,
Conquistamos todo el mundo antes de levantarnos de la cama;
Pero nos despertamos y él es opaco,
Nos levantamos y es ajeno,
Salimos de casa y es la tierra entera,
Más el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.
(Come chocolates, niña;
¡Come chocolates!
Mira que no hay más metafísica en el mundo que la de los
chocolates.
Mira que todas las religiones no enseñan más que la confitería.
¡Come, niña sucia, come!
¡Si pudiera yo comer chocolates con la misma verdad con que tú
los comes!
Pero yo pienso y, al quitarles el papel plateado, que es de estaño,
Arrojo todo al suelo, como tiré la vida.)
Pero queda al menos de la amargura de lo que nunca seré
La caligrafía rápida de estos versos,
Pórtico hendido hacia lo Imposible.
Pero al menos dedico a mí mismo un desprecio sin lágrimas,
Noble al menos por el gesto amplio con que arrojo
La ropa sucia que soy, sin motivo, para el decurso de las cosas,
Y me quedo en casa sin camisa.
(Tú que consuelas, que no existes y por eso consuelas,
O diosa griega, concebida como estatua con vida,
O patricia romana, imposiblemente noble y nefasta,
O princesa de trovadores, gentilísima y colorida,
O marquesa del siglo dieciocho, escotada y distante,
O cocotte célebre del tiempo de nuestros padres,
O no sé qué moderno —no concibo bien qué—,
Todo eso, sea lo que fuera, lo que sea, si puede inspirar ¡qué
inspire!
Mi corazón es un balde vacío.
Como invocan espíritus los que invocan espíritus me invoco
Me invoco a mí mismo y nada encuentro.
Me acerco a la ventana y veo la calle con una nitidez absoluta.
Veo las tiendas, veo las aceras, veo los coches que pasan.
Veo los entes vivos vestidos que se cruzan,
Veo los perros que también existen,
Y todo esto me pesa como un condena al destierro,
Y todo esto es extranjero, como todo.)
Viví, estudié, amé y hasta creí,
Y hoy no hay mendigo al que no envidie sólo por no ser yo.
En cada uno miro los andrajos y las llagas y la mentira,
Y pienso: tal vez nunca hayas vivido ni estudiado ni amado ni
creído
(Porque es posible hacer la realidad de todo eso sin hacer
nada de eso);
Tal vez hayas existido apenas, como un lagarto a quien cortan
la cola
Y que es cola más acá del lagarto que se retuerce.
Hice de mí lo que no supe,
Y lo que pude hacer de mí no lo hice.
Vestí un disfraz equivocado.
Me tomaron enseguida por quien no era, y no lo desmentí, y me
perdí.
Cuando quise arrancarme la máscara,
Estaba pegada a la cara.
Cuando la arrojé y me vi en el espejo,
Ya había envejecido.
Estaba borracho, y no sabía vestir el disfraz que no me había
quitado.
Arrojé la mascara y dormí en el vestidor
Como un perro tolerado por la gerencia
Por ser inofensivo
Y voy a escribir esta historia para probar que soy sublime.
Esencia musical de mis versos inútiles,
quién pudiera encontrarte como cosas que yo hice,
Y no quedarme siempre enfrente de la Tabaquería de enfrente,
Pisoteando la conciencia de estar existiendo,
Como un tapete con el que tropieza un borracho
O la esterilla que los gitanos roban y no vale nada.
Pero el Dueño de la Tabaquería se asomó a la puerta y se quedó
en ella.
Lo miro con la incomodidad de la cabeza torcida
Y con la incomodidad de una alma que mal entiende.
Él morirá y yo moriré.
Él dejará el letrero, yo dejaré versos.
Y un día morirá el letrero y también mis versos.
Después morirá la calle donde estuvo el letrero,
Y la lengua en que fueron escritos los versos.
Morirá después el planeta girante en que todo esto sucedió.
En otros satélites de otros sistemas cualquier cosa como nosotros
Continuará haciendo cosas como versos y viviendo debajo de las
cosas como letreros,
Siempre una cosa frente a otra,
Siempre una cosa tan inútil como la otra.
Siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
Siempre el misterio del fondo tan cierto como el sueño del
misterio de la superficie,
Siempre ésta o aquella cosa o ni una ni la otra cosa.
Pero un hombre entró en la Tabaquería (¿a comprar tabaco?),
Y la realidad plausible cae de repente sobre mí.
Me incorporo a medias enérgico, convencido, humano,
Y voy a intentar escribir estos versos en los que digo lo contrario.
Enciendo un cigarro al pensar en escribirlos
Y saboreo en el cigarro la liberación de todos los pensamientos.
Sigo el humo como mi camino,
Y gozo, en un momento sensitivo y adecuado,
La liberación de todas las especulaciones
Y la conciencia de que la metafísica es la consecuencia de una
indisposición.
Después me reclino en la silla
Y sigo fumando.
Seguiré fumando hasta que el Destino me lo permita.
(Si me casase con la hija de mi lavandera
Tal vez sería feliz.)
Visto esto, me levanto de la silla. Me acerco a la ventana.
El hombre salió de la Tabaquería (¿guarda el cambio en el bolsillo
del pantalón?).
Ah, lo conozco: es Esteves sin metafísica.
(El Dueño de la Tabaquería llegó a la puerta.)
Como por un instinto divino, Esteves se volvió y me vio.
Hizo una señal de adiós, le grité ¡Adiós, Esteves!, y el universo
Se reconstruye en mí sin ideal ni esperanza, y el Dueño de la
Tabaquería sonrió.

FERNANDO PESSOA




Llueve en silencio, que esta lluvia es muda...

Llueve en silencio, que esta lluvia es muda
y no hace ruido sino con sosiego.
El cielo duerme. Cuando el alma es viuda
de algo que ignora, el sentimiento es ciego.
Llueve. De mí (de este que soy) reniego...

Tan dulce es esta lluvia de escuchar
(no parece de nubes) que parece
que no es lluvia, mas sólo un susurrar
que a sí mismo se olvida cuando crece.
Llueve. Nada apetece...

No pasa el viento, cielo no hay que sienta.
Llueve lejana e indistintamente,
como una cosa cierta que nos mienta,
como un deseo grande que nos miente.
Llueve. Nada en mí siente...

FERNANDO PESSOA


Lisboa revisitada

No: no quiero nada.
Ya dije que no quiero nada.

¡No me vengan con conclusiones!
La única conclusión es morir.

¡No me vengan con estéticas!
¡No me hablen de moral!
¡Aparten de aquí la metafísica!
No me pregonen sistemas completos, no me alineen conquistas
De las ciencias (¡de las ciencias, Dios mío, de las ciencias!)—
¡De las ciencias, de las artes, de la civilización moderna!

¿Qué mal hice a todos los dioses?

¡Si poseen la verdad, guárdensela!

Soy un técnico, pero tengo técnica sólo dentro de la técnica.
Fuera de eso soy loco, con todo el derecho a serlo.
Con todo el derecho a serlo, ¿oyeron?

¡No me fastidien, por amor de Dios!

¿Me querían casado, fútil, cotidiano y tributable?
¿Me querían lo contrario de esto, lo contrario de cualquier cosa?
Si yo fuese otra persona, les daría a todos gusto.
¡Así, como soy, tengan paciencia!
¡Váyanse al diablo sin mí,
O déjenme que me vaya al diablo solo!

¿Para qué hemos de ir juntos?
¡No me toquen en el brazo!
No me gusta que me toquen en el brazo. Quiero estar solo,
¡Ya dije que soy un solitario!
¡Ah, que fastidio querer que sea de la compañía!

Oh cielo azul —el mismo de mi infancia—,
¡Eterna verdad vacía y perfecta!
¡Oh suave Tajo ancestral y mudo,
Pequeña verdad donde el cielo se refleja!
¡Oh amargura revisitada, Lisboa de antaño de hoy!
¡Nada me das, nada me quitas, nada eres que yo me sienta!

¡Déjenme en Paz! No tardo, yo nunca tardo…
¡Y mientras tarda el Abismo y el Silencio quiero estar solo!

FERNANDO PESSOA



Presagio

El amor, cuando se revela,
no se sabe revelar.
Sabe bien mirarla a ella,
pero no le sabe hablar.

Quien quiere decir lo que siente,
no sabe qué va a declarar.
Habla: parece que miente.
Calla: parece olvidar.

¡Ah, mas si ella adivinase,
si pudiese oír o mirar,
y si un mirar le bastase
para saber que amándola están!

¡Mas quien siente mucho, calla;
quien quiere decir cuanto siente
queda sin alma ni habla,
queda sólo enteramente!

Mas si esto contarle pudiere,
lo que no me atrevo a contarle,
ya no tuviere que hablarle
porque hablándole estuviere...

FERNANDO PESSOA


Si muero joven...

Si muero joven
Sin poder publicar libro alguno,
Sin ver la cara que tienen mis versos en letra impresa,
Pido que, si alguien se quiere preocupar por mi causa,
Que no se preocupe.
Si así sucedió es que así tenía que suceder.

Aunque mis versos nunca se publiquen
Ellos allá tendrán su belleza, si son bellos,
Pero ellos no pueden ser bellos y quedar sin imprimir,
Porque las raíces pueden estar debajo de la tierra
Pero las flores florecen al aire libre y a la vista.
Tiene que ser así por fuerza. Nada lo puede impedir.

Si muero muy joven, escuchen esto:
No fui nunca más que un infante que brincaba.
Fui gentil como el sol y el agua,
Profesé una religión universal que sólo los hombres no tienen.
Fui feliz porque no pedí cosa alguna,
Ni procuré creer en nada,
Ni creí que hubiese otra explicación
Más allá de que la palabra explicación no tiene sentido alguno.

No deseé nada sino estar al sol o a la lluvia –
Al sol cuando había sol
Y a la lluvia cuando estaba lloviendo
(Y nunca a ninguna otra cosa),
Sentir calor y frío y viento,
Y no pretender ir más lejos.

Una vez amé, pensando que me amarían,
Pero no fui amado.
No fui amado por una única razón inmensa –
Porque no tenía que serlo.

Me consolé girándome hacia el sol y a la lluvia,
Y sentándome otra vez a la puerta de mi casa.
Los campos, a fin de cuentas, 
no son tan verdes para quienes son amados
Como para quienes no lo son.
Sentir es estar distraído.

FERNANDO PESSOA

lunes, diciembre 23, 2019

Proverbios Chinos : Corrige tus errores, si los has cometido, y guárdate de ellos si no has cometido ninguno.

Corrige tus errores, si los has cometido, y guárdate de ellos si no has cometido ninguno. 

Proverbio Chino


«Corrige tus errores, si los has cometido, y guárdate de ellos si no has cometido ninguno.» Proverbio Chino
 
Solo puedo creer en quien cree en mí. La gente se arregla todos los días el cabello, Por qué no el corazón . Proverbio chino

Solo puedo creer en quien cree en mí. La gente se arregla todos los días el cabello, Por qué no el corazón . Proverbio chino
 
 

«El mejor momento para plantar un árbol fue hace 20 años. El segundo mejor momento es ahora» Proverbio Chino

«Un caballo ciego siempre se asusta a sí mismo» Proverbio Chino

«Distintas cerraduras se deben abrir con diferentes llaves» Proverbio Chino

«Cava el pozo antes de tener sed» Proverbio Chino

«Debes ingresar a la guarida del tigre para atrapar a sus cachorros» Proverbio Chino

«Jamás se desvía uno tan lejos como cuando cree conocer el camino» Proverbio Chino


sábado, diciembre 21, 2019

Mariano Melgar adora a Silvia por Marco Martos

Mariano Melgar adora a Silvia por Marco Martos
 
Mariano Melgar adora a Silvia por Marco Martos

Todo lo femenino de la hermosa tierra
Vive, Silvia, en tus ojos tan poderosos.
He nacido para contemplarte y quererte
Y hacerme uno contigo en el paraíso.
Pasamos como el espíritu de la campiña,
Juntamos el deseo con el amor sublime
Y duraremos más que nuestros cuerpos aciagos,
Marcados con el fuego del hierro de la muerte.
La eternidad es nuestro destino, lo sublime,
El tiempo mismo que se extiende, el verde piélago
que enhebra y suelda todas las constelaciones.
Poema del libro "Mar del Perú"

 

martes, diciembre 17, 2019

Nocturno 2 de Oliverio Girondo

Nocturno 2 de Oliverio Girondo 


Nocturno 2 de Oliverio Girondo 

Debajo de la almohada
una mano,
mi mano,
que se agranda,
se agranda
inexorablemente,
para emerger,
de pronto,
en la más alta noche,
abandonar la cama,
traspasar las paredes,
mezclarse con las sombras,
distenderse en las calles
y recubrir los techos de las casas sonámbulas.
A través de mis párpados
yo contemplo sus dedos,
apacibles,
tranquilos,
de ciclópeas falanges;
los millares de ríos
zigzagueantes,
resecos,
que recorren la palma desierta de esa mano,
desmesurada,
enorme,
adherida al insomnio,
a mi brazo,
a mi cuerpo
diminuto,
perdido
en medio de las sábanas;
sin explicarme cómo esa mano
es mi mano,
ni saber por qué causa se empeña en disminuirme.


TATUAJES POR CARLOS ZUÑIGA SEGURA

 

TATUAJES POR CARLOS ZUÑIGA SEGURA

TATUAJES POR CARLOS ZUÑIGA SEGURA

A María, siempre.

Pesan los años
y está distante la luz.

Ahora todo es más difícil,
pero estamos juntos,
mi amor.

Agradezco tu presencia
cada vez que extiende
mi cuerpo sus heridas
y me hablas
de la rosa o de la espuma.

Tus vibraciones tienen sangre
que adiestrada gorgotea
cuando las lágrimas se asoman
bajo relinchos de realidad.

A tu lado
son límpidas las noches.
Y nos regalan los dioses
pequeñas tinajas llenas
de sortilegios lunares, para cuando
el silencio parezca olvido,
o el viento esconda voces
en vastos reinos de bruma.
Aquí, en Magdalena del Mar,
hemos sembrado oraciones.
en el desvelo del exilio
otras en la llaga del mundo como exaltación
de nuestro amor, hecho hoguera encantatoria.

Yo
que no pude darte las cosas que soñamos
y no supe bailar salsa ni merengue,
por ventura de mi suerte
con alguna habilidad desconocida
he grabado tu nombre
en la simetría irrefutable de un canto
de uno de aquellos que el dios del amor
entona cada mañana
atizando su fuego eterno a la vida.


jueves, diciembre 12, 2019

CARLOS LÓPEZ DEGREGORI Canción de la taza de leche

 

 

CARLOS LÓPEZ DEGREGORI
Canción de la taza de leche

 

CARLOS LÓPEZ DEGREGORI
Canción de la taza de leche

En alguna parte queda algo que la leche
me recuerda
Y nunca porque es limpia
o es blanca
Y nunca porque puede derramarse

Gotas y gotas litros un charco
Una taza anterior a toda boca
Una elegía incomprensible

De algo que no recuerdo estoy cantando:
de la leche
Y nunca pude ignorarla cuando hervía

Desayunar salir al fin

(de Las conversiones)

 

martes, diciembre 10, 2019

Carta de Camus a su maestro luego de tener el Nobel

Carta de Camus a su maestro luego de tener el Nobel

Carta de Camus a su maestro luego de tener el Nobel

Querido señor *Germain:

Esperé a que se apagara un poco el ruido que me ha rodeado todos estos días antes de hablarle de todo corazón. He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño pobre que era yo, sin su enseñanza y su ejemplo, no hubiese sucedido nada de todo esto. No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo.

Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y de corroborarle que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso en ello continuarán siempre vivos en uno de sus pequeños escolares, que, pese a los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido.

Lo abrazo con todas mis fuerzas.

Albert Camus

París, 19 de noviembre de 1957.

HOJA DE VIDA POR RICARDO GONZÁLEZ VIGIL

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